Plan de recuperación y conservación de peces e invertebrados de medios acuáticos epicontinentales

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Agua cristalina en un recodo poco profundo del río

Río Guadalora

Los medios acuáticos epicontinentales de Andalucía poseen un valor muy importante para la fauna andaluza, ya que aportan un gran número de especies de vertebrados e invertebrados a la diversidad faunística ibérica. Los hábitats localizados en estos medios se encuentran determinados por la severa estacionalidad del régimen mediterráneo que conjuga prolongados periodos de sequía con otros en los que la disponibilidad de agua no es un problema.Las especies que recoge este Plan no sólo ocupan medios fluviales sino que varias de ellas se localizan también en manantiales naturales o en medios acuáticos artificiales como acequias de riego, canalizaciones, abrevaderos o fuentes. Estas especies han encontrado un refugio adecuado en este tipo de infraestructuras debido a la desaparición de sus hábitats naturales por lo que el abandono de estas y su progresiva desaparición suponen, en la práctica, una importante desaparición del hábitat disponible.

En 2001 se publicó el Libro Rojo de los Vertebrados Amenazados de Andalucía, en el que se recogen 19 especies de peces, 4 «en peligro crítico», 5 «en peligro» y 7 «vulnerables», entre otras, y en 2008 salió a la luz el correspondiente a los invertebrados. Considerando los tipos de hábitats, el que tiene un mayor número de especies es el correspondiente a los cursos de agua, una de las razones por las cuales deben considerarse prioritarios en cuanto a las acciones de conservación.

Estas circunstancias motivaron que la Consejería acometa un conjunto de actuaciones organizadas en forma de actuaciones, programas y proyectos de intervención de mejora, restauración y conservación de hábitats y especies.

El Plan de recuperación y conservación de peces e invertebrados de medios acuáticos epicontinentales es aprobado por Acuerdo de 13 de marzo de 2012, del Consejo de Gobierno. Establece medidas de protección para ocho especies en peligro de extinción (seis peces: el salinete, el fartet, el esturión, la lamprea, el jarabugo y la bogardilla; una libélula: Macromia splendens y el cangrejo de río autóctono), y seis especies vulnerables (un pez: blenio de río; dos libélulas: Oxygastra curtisii Gomphus graslinii; un plecóptero: Leuctra bidula y el caracol: Orculella bulgarica).

La Comunidad Autónoma de Andalucía, a través del Decreto 23/2012, de 14 de febrero, por el que se regula la conservación y uso sostenible de la flora y fauna silvestre y sus hábitats, actualiza el Catálogo Andaluz de Especies Amenazadas aprobado por la Ley 8/2003, de 28 de octubre, y cataloga a las especies amenazadas incluidas en el presente Plan de la siguiente forma.

Nombre científico Nombre común Categoría de amenaza
Aphanius iberus  Fartet En peligro de extinción
Aphanius baeticus Salinete En peligro de extinción
Acipenser sturio Esturión En peligro de extinción
Petromyzon marinus Lamprea marina En peligro de extinción
Anaecypris hispanica Jarabugo En peligro de extinción
Macromia splendens Libélula En peligro de extinción
Iberocypris palaciosi Bogardilla En peligro de extinción
Austropotamobius pallipes Cangrejo de río En peligro de extinción
Leuctra bidula     Efémera Vulnerable
Orculella (Orculella) bulgarica Caracol Vulnerable
Salaria fluviatilis Fraile Vulnerable
Oxygastra curtisii Libélula Vulnerable
Gomphus graslinii  Libélula Vulnerable
Unio gibbus  Náyade Vulnerable
Unio tumidiformis Náyade Vulnerable

 

Siete de las especies incluidas en el Plan, M. splendens, O. curtisii, G. graslinii, A. hispanica, I. palaciosii, A. pallipes y A. sturio, se hallan recogidas en el Anexo II de la Directiva 92/43/CEE del Consejo, de 21 de mayo de 1992, relativa a la conservación de los hábitats naturales y de la fauna y flora silvestres. Diez de la especies, fartet (Aphanius iberus), salinete (Aphanius baeticus), esturión (Acipenser sturio), lamprea marina (Petromyzon marinus), jarabugo (Anaecypris hispanica), Macromia splendens, bogardilla (Iberocypris palaciosi), cangrejo de río (Austropotamobius pallipes), fraile (Salaria fluviatilis) y Oxygastra curtisii se encuentran recogidas en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas regulado por Real Decreto 139/2011, de 4 de febrero.

El esturión se encuentra prácticamente extinto en Andalucía. Las poblaciones del Guadalquivir han ido menguando progresivamente a consecuencia de la reducción del hábitat disponible y del interés comercial de la especie. No se tiene constancia de su presencia en el territorio andaluz desde 1992. No obstante, hay que considerar que al reducirse la población, el aprovechamiento comercial de la especie también fue desapareciendo al igual que las artes y los aparejos tradicionales por lo que dejó de tenerse constancia de nuevas capturas. Pero el factor desencadenante de la regresión total de la especie hay que buscarlo en la fragmentación del hábitat y, más concretamente, en la construcción de la presa de Alcalá del Río (Sevilla) que, desde los años treinta, ha impedido que los esturiones accedieran a sus áreas tradicionales de freza y con ello la extinción de la especie como reproductora. Este hecho, unido a la contaminación urbana, agrícola e industrial del tramo final del río y las más de 500 capturas de media anual, condujo a la práctica desaparición de la especie en el Guadalquivir. Los esturiones han sufrido circunstancias similares que los han llevado a desaparecer en países como Alemania, Dinamarca, República Checa, Suiza y Portugal.

El salinete goza de estatus específico desde 2002 cuando se demostró que las poblaciones de la vertiente atlántica diferían de las poblaciones mediterráneas de fartet. La distribución actual del salinete se limita a una decena de poblaciones conocidas en las provincias de Huelva, Cádiz y Sevilla, la mayoría de ellas se encuentran en declive debido a la pérdida, degradación y fragmentación del hábitat e introducción de especies exóticas. Una de estas poblaciones se localiza en un canal de riego, otra en una laguna y las restantes en pequeños tramos de arroyos salinos. Se tiene constancia de la desaparición en época reciente de, al menos, cinco poblaciones en su área de distribución potencial.

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Bogardilla (Iberocypris palaciosi)

La bogardilla es un endemismo ibérico descrito por primera vez en 1980. Hasta la década de los ochenta era abundante aunque estaba muy localizada en una pequeña área de distribución vinculada a los ríos Guadalquivir, Jándula, Rumblar y Robledo. Desde entonces hasta la actualidad sus poblaciones se han visto sometidas a una fuerte regresión, de hecho hace aproximadamente 20 años que no se captura un ejemplar de la especie. Las causas que han ocasionado que la bogardilla se encuentre en un estado de conservación tan delicado están relacionadas a diversos factores como la alteración de hábitat, contaminación, especies exóticas, etc.

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Fartet (Aphanius ibericus)

Al igual que la especie anterior, las poblaciones de fartet (Aphanius iberus) se hallan en una marcada regresión debido a causas similares. En Andalucía tan sólo se mantiene una población en la provincia de Almería, existiendo otras poblaciones distribuidas por varias zonas del litoral levantino.

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Jarabugo (Anaecypris hispanica)

El jarabugo es una especie endémica de la Península Ibérica, y ha sido calificado como el pez primario más amenazado de Europa. En España se circunscribe sobre todo a la cuenca del Guadiana, pero también a la cuenca del Guadalquivir a través del río Bembézar, en donde se han localizado 11 tramos fluviales, siete de ellos en la provincia de Córdoba. Presenta, por tanto, una distribución muy fragmentada, con poblaciones reducidas, aisladas y muy afectadas por los efectos de la degradación del hábitat y el impacto de especies exóticas.

Las poblaciones andaluzas de lamprea marina son en la actualidad muy reducidas, estando relegadas sólo a tramos estuarinos. Este declive está generalizado en toda la península, si bien a nivel mundial la especie no se encuentra amenazada.

Macromia splendens es un odonato endémico del suroeste de Europa que se distribuye por la parte suroriental de Francia y por la Península Ibérica. En Andalucía cuenta con citas en los ríos Hozgarganta y Tavizna (Cádiz), en el arroyo de San Carlos del Tiradero y el arroyo del Raudal (pertenecientes a la cuenca del río Palmones), Yeguas (Córdoba), Genal y Guadiaro (Málaga), Arroyo Cañaveroso (Sevilla) y Guadalquivir (Jaén) existiendo también un dato más antiguo en el arroyo Nicoba (Huelva). Biogeográficamente se trata de una especie relicta de los odonatos que vivieron en los periodos glaciares del Pleistoceno, lo que explica que tenga una distribución muy fragmentada y circunscrita a unas cuantas localidades en las que se mantienen hábitats de calidad apropiados a los requerimientos específicos. Por esta razón, su conservación debe ser prioritaria.

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La situación del fraile en Andalucía es bastante incierta y existe poca información al respecto aunque se ha estimado que su población se ha reducido prácticamente a la mitad en muy poco tiempo, y en muchas de las zonas que ocupaba ha desaparecido.

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Cangrejo de río (Austropotamobius pallipes)

El cangrejo de río ha visto reducidos sus efectivos poblacionales de forma muy intensa y se ha llegado a estimar que la población se reduce a la mitad cada diez años en las últimas décadas. Actualmente se ha conseguido frenar el proceso, aunque sigue siendo regresivo. Las 35 poblaciones naturales que aún subsisten, ocupan una superficie inferior a los 500 km2 y se hallan muy fragmentadas, por lo que el intercambio genético se ve seriamente interrumpido. Existe información objetiva sobre la distribución original de la especie aunque es difícil interpretar los movimientos históricos de la especie. En los años setenta la especie estaba ampliamente distribuida por todas las áreas calizas de Andalucía, pero actualmente su área de distribución se ha visto reducida básicamente a la Sierra de Cazorla y las Villas, Sierras de la Almijara, Sierra de Huetor, Sierra de Arana y Serranías de Ronda, existiendo algunas poblaciones aisladas en Córdoba, Cádiz, Sierra Sur de Jaén y Norte de Granada.

Leuctra bidula es una especie endémica de Andalucía que tras numerosas prospecciones únicamente ha sido encontrada en Sierra Bermeja (Málaga).

Orculella (Orculella) bulgarica es también un endemismo andaluz con únicamente 6 poblaciones localizadas en la provincia de Granada, las cuales han podido verse incrementadas en tres poblaciones más por la realización de las introducciones llevadas acabo recientemente.

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Oxygastra curtisii

La presencia en Andalucía de Oxygastra curtisii tan sólo se conoce en cursos fluviales bien conservados de Córdoba (arroyo Pedroches y río Guadiato), Sevilla (ríos Guadiamar, Majaceite, Sietemolinos y Viar), Cádiz (Parque Natural Los Alcornocales y Parque Natural Sierra de Grazalema), Huelva (arroyo Nicoba), Málaga (ríos Fuengirola y Guadiaro) y Jaén (río Guadalquivir). Esta especie sólo se localiza en tramos fluviales, acequias y diques en buen estado de conservación. El tamaño de sus poblaciones se ve reducido en la misma medida que se reduce la cantidad de hábitat disponible. A nivel global la especie tiende a la regresión aunque en la península Ibérica se mantiene estable.

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Gomphus graslinii 

Gomphus graslinii se localiza en tramos fluviales con mucha vegetación acuática emergente, manantiales, acequias y albercas de aguas con buena calidad y bien oxigenadas. De todas las especies de libélulas amenazadas en Andalucía, ésta es la que presenta una distribución más amplia, aunque el número de localidades donde se ha registrado su presencia es bastante reducido. Recientemente se han localizado nuevas poblaciones, lo que no tiene por qué implicar una mejora de su situación sino que es un reflejo del gran desconocimiento que existe sobre éste y otros invertebrados fluviales amenazados. Varias de estas especies se han localizado en la zona Oriental de Andalucía, y en condiciones ecológicas muy diferentes a las que se consideraba como óptimas, lo cual confirma las lagunas existentes en el conocimiento de este grupo faunístico.

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Unio tumidiformis 

Unio tumidiformis es un endemismo ibérico confinado a algunas cuencas atlánticas del sur de la Península Ibérica. En Andalucía se localiza en las cuencas del Guadiana y del Guadalquivir aunque también es posible que se localice en la cuenca del río Guadalete. Actualmente el tamaño de sus poblaciones debido a su exigencia ecológica que le lleva a ocupar hábitats muy bien conservados. Considerando la gran regresión que este tipo de hábitats ha sufrido en los últimos años, se estima que la especie ha desaparecido de una parte de su área de distribución superior al 30%.

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Unio gibbus

Unio gibbus es un endemismo ibérico que tan sólo se ha citado en la cuenca del Barbate, concretamente una población bastante reducida.

Las especies de peces e invertebrados de medios acuáticos epicontinentales de Andalucía están sufriendo una disminución de sus poblaciones debido a la intensa alteración de los ecosistemas que habitan. A grandes rasgos, esta situación es un reflejo de lo que está pasando en el resto de la Península Ibérica y a escala global. Estas especies son muy sensibles a la fragmentación del hábitat ya que presentan una capacidad de dispersión limitada y un alto grado de aislamiento natural entre poblaciones en comparación con las especies terrestres. La desaparición, degradación y fragmentación del hábitat junto con la presencia de especies exóticas son, sin lugar a dudas, las causas que más influyen en el estado de conservación de las especies aquí tratadas. Para frenar la incidencia de todas estas amenazas es fundamental que cualquier actuación de conservación sea contemplada desde una perspectiva que considere a la cuenca de drenaje y no sólo al tramo fluvial correspondiente para que tenga éxito.

Las modificaciones que se producen en el hábitat de los peces e invertebrados de aguas epicontinentales se deben principalmente a alteraciones antrópicas.

Algunas de las prácticas llevadas a cabo en la agricultura tradicional, como el mantenimiento de los cauces para riego y para los molinos de agua, eran favorables para muchas de las especies que hoy se encuentran en marcada decadencia, como M. splendens y O. curtisii. La progresiva desaparición de los modelos de usos y aprovechamientos tradicionales ha supuesto en muchos casos una pérdida de hábitat para algunas de las especies incluidas en este Plan.

Las pérdidas de suelo en las cuencas vertientes de los tramos fluviales, alteran la calidad del medio acuático por colmatación, aporte de nutrientes e incremento de la turbidez. El incremento de nutrientes en los medios acuáticos se traduce en episodios de eutrofización que, además de perjudicar a las especies autóctonas que habitan estos hábitats, pueden beneficiar a otras especies oportunistas e incluso especies exóticas.

La ocupación del dominio público hidráulico y la eliminación de la vegetación de ribera para aumentar la superficie de cultivo, o la supresión y la modificación de los cursos de pequeños tramos fluviales, también ha de ser tenida en cuenta como una amenaza para las especies fluviales. Las riberas ejercen un papel fundamental en los ciclos de vida de las especies ya que proporcionan refugio, áreas de alimentación y reproducción, además de que frenan los procesos erosivos, disminuyen los efectos de contaminación agraria difusa, aumenta la conectividad del cauce con las riberas y son el nexo de unión del medio terrestre y el acuático. Esto puede ser trasladado a los humedales puesto que la vegetación colindante en estos ecosistemas posee también un papel fundamental.

El abandono de infraestructuras hidráulicas tradicionales como acequias, canales o albercas puede tener repercusiones negativas sobre los invertebrados que ocupan estos hábitats tanto de forma permanente o durante alguna fase de su ciclo vital.

Por último, también hay que mencionar la actividad minera, concretamente la extracción de áridos afecta a la mayoría de especies de peces como el fraile, que utiliza la grava como lugar de freza, y a otras de invertebrados como Gomphus graslinii y Oxygastra curtisii.

La presencia de productos químicos en las aguas, procedentes de usos antrópicos como vertidos de aguas sin depurar, residuos procedentes de la actividad industrial y otros, alteran la calidad de las aguas, ya sea por contaminación o por alteración del ciclo de nutrientes. Los efectos tóxicos de la contaminación han afectado mucho al estado de conservación de los hábitats acuáticos epicontinentales. Este problema comienza a ser menos notorio que en décadas pasadas por los programas de depuración llevados a cabo, aunque todavía persiste.

La pérdida de calidad de las aguas es un factor determinante en la regresión de muchas especies acuáticas y en el caso de algunas, como el esturión, uno de los elementos clave para comprender su estado actual.

Las infraestructuras hidráulicas como embalses, centrales hidroeléctricas o canalizaciones, actúan modificando el cauce natural de los ríos y las características del hábitat, ocasionando la pérdida del régimen mediterráneo, lo que afecta a varios aspectos de la biología de las especies fluviales, como las migraciones estacionales y reproductivas, la dinámica de las poblaciones, la distribución espacial e incluso la fenología. La conectividad tanto a nivel longitudinal, transversal y con el acuífero se ven muy condicionadas por estas obras, pudiendo afectar a la variabilidad genética de las poblaciones al verse aisladas por este tipo de obstáculos, siendo un problema de primera magnitud para la conservación de las especies del medio acuático.

A pequeña escala, otro tipo de actuaciones menos llamativas también pueden causar importantes impactos sobre las especies fluviales. Un buen ejemplo son los vados para el tránsito de vehículos que, en ocasiones, se convierten en barreras infranqueables para especies de pequeño tamaño.

El caso del esturión es un buen ejemplo de fragmentación de hábitat causado por infraestructuras. La construcción de la presa de Alcalá del Río durante la década de los años treinta del siglo pasado, aguas arriba de Sevilla, supuso la aparición de una barrera física infranqueable que ha impedido el acceso de los esturiones a sus zonas de freza, y un lugar óptimo para su pesca lo que ha supuesto, en muy corto periodo de tiempo, la práctica desaparición de la especie. Si bien éste es un caso muy llamativo, este problema también afecta a otras especies de peces como el jarabugo cuyas poblaciones andaluzas están aisladas por el embalse de Bembézar.

Las actuaciones de regulación hídrica asociadas a las infraestructuras hidráulicas suponen un importante factor de amenaza para las especies fluviales ya que modifican el régimen hídrico mediterráneo de forma impredecible para las mismas. Algunas poblaciones de invertebrados se ven sometidas a repentinos e irregulares desembalses de agua que arrastran a todo el conjunto de larvas o hacen inviable la puesta por parte de los adultos. Entre los peces la modificación del régimen de estiaje y riadas supone también un importante problema ya que afecta directamente a los desplazamientos de las especies, a su ciclo reproductivo y facilita la expansión de las especies exóticas por proporcionar condiciones más apropiadas para ellas.

Las variaciones en el nivel hídrico a veces se traducen en que durante el estío y a causa de un desembalse, el nivel de agua disponible es mucho más elevado del que se esperaría de forma natural, lo que provoca importantes trastornos en el ciclo reproductivo. En otras ocasiones, sin embargo, la retención de agua en uno de los lados de la infraestructura lleva a que en el lado contiguo se origine la desecación del tramo fluvial ocasionando la pérdida de hábitat para numerosas especies.

Éste es el segundo factor de extinción de especies más importante a nivel global aunque en el caso de algunas, como el cangrejo de río, es el primer factor de amenaza. Afecta tanto a las especies, por competencia o por depredación, como a sus hábitats, pues alteran las características naturales del medio. Andalucía cuenta con el 45 % de las especies de peces autóctonos españoles y el 45% de los endemismos ibéricos de peces. Pero en el territorio andaluz también se encuentra el 70% de las especies alóctonas de peces continentales españoles. Éstas se han introducido en el medio de forma pasiva (como probablemente es el caso del fúndulo) y activa (por su interés para la pesca deportiva o por su valor como especies ornamentales para la acuariofilia). En el grupo de los peces, las especies más afectadas son el fartet y el salinete, que se ven amenazadas por la presencia de dos especies exóticas principalmente, gambusia (Gambusia holbrooki) y fúndulo (Fundulus heteroclitus), que compiten activamente por el hábitat y que incluso actúan como depredadoras con las especies autóctonas. Otro pez que se ve amenazado por las mismas causas de competencia y depredación es el jarabugo, cuyas poblaciones se hayan afectadas por especies alóctonas cómo el black bass (Micropterus salmoides), el alburno (Alburnus alburnus), el pez gato (Ameiurus melas), el pez sol (Lepomis gibbosus) y la tenca (Tinca tinca). En el caso de la bogardilla la principal causa de su posible desaparición se debe fundamentalmente a la introducción de dos especies exóticas: el black bass y el lucio (Esox lucius).

La carpa (Cyprinus carpio) altera las poblaciones de fanerógamas acuáticas al alimentarse directamente sobre ellas, al aumentar la turbidez del agua y al desraizarlas en su búsqueda de alimento en el sedimento, lo que lleva afectar a las zonas de refugios y los lugares de freza de otros peces. Pero en este sentido, existe otra especie exótica que actúa con una mayor intensidad: el cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) que, además de afectar a algunas especies de peces, tiene un gran impacto sobre las poblaciones del cangrejo de río autóctono (Austropotamobius pallipes).

Los principales problemas que ocasionan el cangrejo rojo americano junto a otra especie exótica, el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus), sobre las poblaciones del cangrejo autóctono están relacionados con la transmisión de enfermedades. Estas dos especies exóticas son portadoras del hongo Aphanomyces astaci, agente responsable de la afanomicosis, una enfermedad que tiene un impacto devastador sobre las poblaciones de cangrejo autóctono desde que se detectó en la Península Ibérica a finales de la década de los setenta. Actualmente las poblaciones de cangrejos rojos americanos están muy expandidas por toda Andalucía, por lo que son un serio problema para la recuperación de la especie autóctona. La expansión del cangrejo rojo americano se pensaba que tenía limitantes térmicos, lo cuál ha sido descartado en la comunidad andaluza, por lo que el hacinamiento de la especie autóctona en áreas de cabecera no supone ninguna ventaja salvo los saltos y barreras artificiales existentes. El cangrejo señal, hasta ahora ubicado en una sola población, presenta un alto riesgo de expansión, con riesgo de generar poblaciones con distribución en mosaico con el cangrejo rojo. La comercialización en vivo de cangrejos también ha facilitado enormemente la expansión de estas especies a través de sucesivas y continuas reintroducciones realizadas por particulares.

Otros invertebrados como las libélulas y las náyades también se ven amenazados por la presencia de especies exóticas aunque en este caso los problemas se derivan principalmente de la depredación sobre las fases juveniles y de la alteración de las características del hábitat, ya que la actividad del animal introducido afecta a la turbidez del agua y al crecimiento de macrófitos.

Recientemente se están hallando en los medios acuáticos mediterráneos nuevas especies de invertebrados exóticos como Trichocorixa verticalis, Artemia franciscana, Arcatia tonsa, Potamopyrgus antipodarum o Dreissena polymorpha. Si bien el efecto que su presencia tiene sobre las especies y sistemas acuáticos mediterráneos aún no se conoce con precisión, su presencia despierta preocupación y ha de ser estudiada para contrarrestar posibles efectos negativos sobre las especies autóctonas en el futuro.

Existen varios factores que, si bien tienen un origen natural, pueden afectar negativamente a la conservación de las especies objeto del Plan cuando concurren junto a otros de origen antrópico. El estrés hídrico forma parte del funcionamiento natural de los ecosistemas mediterráneos, y las especies acuáticas están perfectamente adaptadas a su ocurrencia. Sin embargo, cuando a este proceso natural se le asocian factores antrópicos, los resultados para la conservación de las especies acuáticas pueden ser desastrosos. La sobreexplotación de los recursos hídricos es especialmente negativa si se combina con periodos de sequía o cuando se realiza durante fases en las que el nivel hídrico es bajo.

El aislamiento de poblaciones de algunas especies, ya sea natural o inducido, aumenta la vulnerabilidad de las poblaciones frente a episodios de naturaleza estocástica o catastrófica, al tiempo que generan problemas de endogamia y pérdida de variabilidad genética.

Estos problemas van a afectar mayoritariamente a las especies de invertebrados pues la mayoría de ellos necesitan unos niveles hídricos estables como le ocurre a L. bidula o presentan unas exigencias ecológicas muy específicas como M. splendens, o son especialmente vulnerables a las epizootias como el cangrejo de río (A. pallipes).

Aunque la información relacionada con el mundo de la fauna ictícola es abundante en Andalucía, aún existen zonas que han de ser estudiadas con mayor detalle, como las cuencas atlánticas y mediterráneas. Estos estudios permitirán conocer las especies que allí habitan, su distribución, su problemática y su estatus de conservación, información fundamental para efectuar una efectiva labor de gestión que permita su conservación.

La información disponible sobre los invertebrados es escasa si la comparamos con la de varios grupos de vertebrados, a pesar de que casi un 97% de las especies descritas a nivel mundial son invertebrados. La información disponible sobre los invertebrados está bastante sesgada hacia aspectos taxonómicos y de distribución y existe poca información relativa a la conservación o la gestión aplicada. La información existente es muy fragmentada en lo que a distribución espacial se refiere, por lo que la extrapolación de los resultados obtenidos entre distintas zonas geográficas ha de realizarse con mucha cautela. Recientes muestreos aleatorios llevados a cabo con algunas especies de libélulas han conducido a la localización de nuevas poblaciones de poblaciones de O. curtisii, G. graslinii y M. splendens en lugares con unas características ecológicas diferentes a las que se consideraba como óptimas para ellas. Dado que este tipo de especies ocupa lugares bien conservados, la conclusión evidente es que la información inicialmente publicada sobre sus requerimientos ecológicos es incompleta, por lo que no puede usarse para la toma de decisiones en la gestión de estas especies.

La pesca en el Golfo de Cádiz y en el bajo Guadalquivir es responsable, junto con la calidad del agua y la presa de Alcalá del Río, de la práctica desaparición de las poblaciones de esturión.

Tanto el salinete como el fartet son especies con cierto interés para los aficionados a la acuariofilia. El atractivo de estas especies, más que ornamental, radica en su rareza y, aunque las capturas por esta causa no hayan influido de forma notable a mermar las poblaciones, sí que han podido ocasionar alteración de las características genéticas de éstas como resultado de traslocaciones.

La falta de concienciación de un sector minoritario entre los aficionados a la pesca deportiva también es responsable de introducciones de especies exóticas cuyo objetivo es la repoblación para un posterior aprovechamiento o la liberación involuntaria de juveniles empleados como cebo vivo.

En otros casos, el desconocimiento sobre la presencia de una especie amenazada y la forma de actuar al respecto también supone una amenaza. Un buen ejemplo son las labores de mantenimiento de los sistemas de gestión del agua como la pavimentación de acequias tradicionales, limpieza de sedimentos de canales, limpieza de vegetación de abrevaderos, albercas y fuentes. Estas actuaciones causan daños locales que son muy significativos para especies con poblaciones de reducidas dimensiones y de distribución fragmentada. Este problema puede ser resuelto con medidas muy sencillas como el asesoramiento para la gestión, el traslado temporal de las poblaciones afectadas o el rescate, en caso de necesidad.

Las indicaciones que desde diferentes ámbitos se dan sobre los efectos que ocasiona el cambio climático (aumento de la temperatura, incremento de los niveles de concentración de CO2 o subida del nivel del mar), hace pensar en cambios, más o menos imprevisibles, en las comunidades biológicas (tolerancia, adaptación, extinción, etc.). Entre ellas, una de las más relevantes son las vinculadas a los medios acuáticos, hábitats muy sensibles a este tipo de cambios, de ahí la importancia que tiene conocer la relación que tiene el cambio climático con las comunidades de peces e invertebrados acuáticos, especialmente en el ámbito mediterráneo.

Por otro lado, los movimientos de especies autóctonas o alóctonas por parte de particulares conllevan problemas a nivel genético, transmisión de patologías, etc. Este problema está muy arraigado en el territorio andaluz y programas de formación deben ser desarrollados para corregirlo.

El ámbito del presente Plan se define como la totalidad del área de distribución actual de las especies objeto del mismo, así como aquellas áreas potenciales que sean consideradas necesarias para cumplir con los objetivos que se establecen por este Plan para la Comunidad Autónoma de Andalucía.

Se considera como área de distribución actual y potencial de las especies fluviales el Dominio Público Hidráulico más los 100 m correspondientes a la Zona de Policía en cada una de las márgenes de los cursos fluviales en los que se hallan o se hallen en el futuro. Para Orculella bulgarica se considera como área de distribución actual y potencial una zona bufer de 100 m alrededor de los lugares dónde se encuentre actualmente o en el futuro.

(Para acceder a la Leyenda, pulsar en el icono "+" situado arriba a la derecha).

Este mapa se ha elaborado a través Web Maps Service. 

Algunas de las actuaciones previas realizadas para la conservación y reintroducción de estas especies, y ahora enmarcadas dentro del presente plan, se realizaron en el ámbito dentro de los siguientes programas:

El Plan de recuperación de peces e invertebrados de medios acuáticos epicontinentales se lleva a cabo mediante su programa de actuación. El Programa de Actuación de Peces e Invertebrados de Medios Acuáticos Epicontinentales, aprobado mediante la Orden de 20 de mayo de 2015, concreta en el tiempo y en el territorio las actuaciones necesarias para desarrollar las medidas previstas en el Plan.

Ver Programa de actuación de peces e invertebrados de medios acuáticos epicontinentales (2015-2019) (14,18 Mb)