El estado vegetativo en que se encuentra una encina se refleja, en gran medida, en su contenido hídrico y de nutrientes. La determinación de estos parámetros, tradicionalmente, se ha realizado en laboratorio, previa recogida y preparación de muestras. Tanto en la dehesa como en los montes de encina y alcornoque, el estrés hídrico provocado por la escasez de precipitaciones y las altas temperaturas durante el verano limita su capacidad vegetativa y la producción de bellota.
La intensificación de la producción ganadera o determinadas patologías, como la podredumbre radical causada por Phytophthora cinnamomi Rands pueden alterar el contenido de nutrientes y el de agua.
La evaluación del estado hídrico y nutricional de la una encina mediante espectroscopia de reflectancia en el infrarrojo cercano (NIRS), permite ofrecer información sobre el estado del mismo sin tener que recurrir a la recogida de muestras y su análisis por un laboratorio. La aparición en los últimos años de espectrofotómetros portátiles permite llevar a cabo el examen directamente en campo, obteniendo resultados inmediatamente. Esta información puede ayudar a los gestores a detectar situaciones con un deficiente estado vegetativo e identificar aquellas prácticas de gestión que lo están provocando o puedan amortiguarlo.
Ha sido necesario establecer una correlación entre las lecturas obtenidas por el espectrofotómetro sobre la muestra fresca (sin manipular) con los valores de contenido nutritivo e hídrico reales señalados por el laboratorio. La conversión entre ambos valores se realiza a través de curvas de calibración específicas.
La posibilidad de disponer de un método rápido, aplicable en campo y libre de subjetividades de medida de estas variables, convierte a esta herramienta en un medio adicional para la caracterización del arbolado.