Control de la podredumbre radial asociada a Phytophthora cinnamomi

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Foco de podredumbre radical

La identificación de los principales agentes nocivos responsables de los daños aparecidos en las encinas y alcornoques andaluces, y evaluación del grado de importancia de cada uno de ellos, ha permitido diferenciar situaciones que, en un principio, se asimilaban bajo el concepto de “seca”. La más importante de ellas, tanto por la gravedad de la situación como por su extensión, es la detección de una enfermedad conocida como podredumbre radical.

La podredumbre está causada por oomicetos que provocan la muerte progresiva de raíces absorbentes y, por tanto, la incapacidad del árbol de obtener agua y nutrientes del suelo. El desarrollo de esta enfermedad desembocará, en un plazo más o menos corto, en la muerte del árbol. La identificación de cualquiera de los organismos asociados a la podredumbre radical (Phytophthora cinnamomi y Pythium sp.) en un encinar o alcornocal debe condicionar todo el manejo del mismo, pasando el resto de amenazas fitosanitarias a un segundo plano, y quedando como directriz principal de la gestión el control de la expansión del foco.

Ante la sospecha de un foco de podredumbre radical, es necesaria una confirmación de la situación a través de un análisis de suelo y raíces. Para ello será necesario ponerse en contacto con un técnico especialista que proceda a la valoración de la situación y, si corresponde, a la correcta recogida de muestras.

La enmienda es el aporte de un producto fertilizante o de materiales, orgánicos o inorgánicos, destinados a mejorar la calidad de los suelos. Su empleo es uno de los métodos que, en condiciones controladas, han mostrado resultados más prometedores contra la podredumbre radical tanto en la disminución de la población del patógeno como en la respuesta que induce en el arbolado.

Su traslado a ensayos reales de campo ha puesto de manifiesto que la aplicación durante dos años consecutivos de purines o de carbonato cálcico no ha tenido un efecto apreciable en la diminución de la infectividad del patógeno, observándose además, en el caso del carbonato, un aumento del pH del suelo.

En cambio, la aplicación de sulfato cálcico si ha mostrado un efecto significativo en la reducción de la infectividad patógeno al afectar a la germinación de los esporangios, aunque ha dado lugar a un ligero aumento de la acidez del suelo. Debido a este último efecto, en suelos de elevada acidez, es conveniente su mezcla con carbonato cálcico. La dosis recomendada es de 1000 kg de caliza molida por hectárea.

La Red Andaluza de Seguimiento de Daños sobre Ecosistemas Forestales (Red SEDA) es la herramienta que la Consejería emplea como medio para conocer el estado de la vegetación arbórea, determinar su evolución y detectar la presencia de nuevos agentes patógenos o valorar la incidencia de los ya conocidos. Su carácter sistemático, según una malla de 8x8 km de lado, la hace ideal para el planteamiento de muestreos en todo el territorio, pudiendo además relacionarlos con las variables evaluadas anualmente en cada uno de los puntos que la componen.

La determinación de la presencia de hongos de podredumbre radicular en un área determinada, como Phytophthora cinnamomi y Pythium spiculum, debe afectar a la gestión y manejo del territorio o, cuando menos, indicar la necesidad de adoptar una serie de precauciones que eviten su contagio y dispersión. A tal fin se realizó un muestreo de todos aquellos puntos de la Red Seda con presencia de especies del género Quercus para determinar la presencia/ausencia de estos patógenos en Andalucía.

Para la elaboración de este mapa de presencia se consideraron además todas aquellas muestras tomadas por el equipo de Equilibrios Biológicos en diferentes localizaciones mediante la Red Fitosanitaria de Alerta Forestal (Red FIFO), con motivo de avisos recibidos por detección de daños de importancia en masas de Quercus.

Los resultados han de tomarse como una aproximación a la realidad de la situación fitosanitaria de Andalucía respecto a estos hongos para el momento de la recogida de muestras. Deben interpretarse como una cartografía de la distribución comprobada, pero no exhaustiva, de estos patógenos sobre el territorio andaluz.

La realización de los muestreos en verano, cuando las condiciones climáticas dificultan su aislamiento, hace suponer que algunos resultados sean falsos negativos siendo, por tanto, su extensión real mayor que la obtenida.

En el caso de Phytophthora cinnamomi, aparece en un 37% de los puntos situados en Córdoba, en el 14% de los puntos en Málaga, en el 33% en Sevilla, en el 20% en Granada, 33% en Cádiz, en el 23% en Jaén y ausencia del patógeno en Almería. Destaca el caso de la provincia de Huelva, que a pesar de ser la zona donde se registran más muertes de encinas y alcornoques debidos al patógeno, y donde la enfermedad resulta más severa, su incidencia no resulta tan elevada (22% de los puntos) como en otras provincias donde la enfermedad no alcanza altos valores de severidad. Mientras, Pythium spiculum únicamente ha sido aislado en el 25 y 15% de los puntos con presencia de Quercus en las provincias de Huelva y Sevilla.

En la actualidad se está procediendo a la intensificación de muestras en la provincia de Cádiz debido al deterioro observado del alcornocal en estos últimos años.

La podredumbre radical causada por los oomicetos Phytophthora cinnamomi y Pythium spiculum es la responsable de gran parte de los daños que sufren las encinas y alcornoques andaluces.

A pesar de los esfuerzos realizados en la lucha contra esta enfermedad, el avance de la misma en las dehesas del suroeste de la península Ibérica continúa, incluso causando en determinados años repuntes que provocan un elevado número de pérdidas.

El fosfonato potásico es un fitosanitario, con caracteres de fitoactivador, que ha sido utilizado con éxito en el control de Phytophthora en varias especies forestales y también en especies mediterráneas. Se ha aplicado tanto mediante inyecciones al tronco y por pulverización foliar.

El fosfonato potásico actúa induciendo en el árbol una mayor resistencia al ataque del patógeno, es decir, tiene un efecto eminentemente preventivo. La aplicación periódica de inyecciones al tronco de este producto sobre árboles sanos, o que se encuentran en el estadio inicial de la enfermedad, les confiere una mayor capacidad para evitar la infección según muestran los estudios realizados. En aquellos casos donde la podredumbre radical se encuentra en un estado más avanzado y, lógicamente, el deterioro del arbolado es mayor, no produce un efecto apreciable.

En la actualidad, al estar considerado como un fitosanitario, ha de aplicarse bajo los condicionantes que la normativa fitosanitaria establece.

Las podredumbres radicales, además del importante deterioro que provoca sobre el arbolado, tienen la dificultad añadida del riesgo de dispersión hacia zonas sana. Para ello es fundamental la limitación del movimiento de suelo infestado, controlando el tránsito de personas, vehículos, maquinaria y animales desde zonas donde exista Phytophthora cinnamomi  en el suelo, siendo recomendable la limpieza (desinfestación) de calzado, aperos, ruedas, etc.

Además se debe asegurar un buen drenaje del suelo para limitar la dispersión de las clamidosporas en el agua de escorrentía, teniendo en cuenta la que la zona de desagüe será la que acumule mayor cantidad de inóculo. La minimización de la compactación por el ganado, ajustando las cargas ganaderas, producida a través del pastoreo diferido permitirá mejorar la infiltración, que tiene un efecto importante sobre la infiltración.

Por último, es importante tener presente aquellas prácticas que puedan dar lugar a un aumento de la densidad de inóculo en el suelo, y tratar de evitarlas en zonas con problemas de podredumbre radical. En este sentido, es importante evitar el cultivo de plantas hospedantes, tales como algunas especies del género Lupinus (L. albus y L. angustifolius).

El cultivo del altramuz aumenta o mantiene la densidad de inóculo en el suelo, favoreciendo la infección del arbolado. Incluso en aquellos casos en los que la densidad de inóculo inicial es muy baja y los árboles permanecen asintomáticos, la siembra del altramuz multiplica el inóculo hasta valores similares a los que muestran los montes con el arbolado severamente afectado por la podredumbre radical. Es prudente evitar el cultivo de esta leguminosa en dehesas afectadas por el decaimiento de los Quercus, independientemente de la presencia de Phytophthora cinnamomi y Pythium spiculum en el suelo.

Consecuencia de los estudios realizados y de la validación de los resultados obtenidos se dispone de una colección de recomendaciones y prácticas de riesgo para explotaciones afectadas por podredumbre radical.

El manejo de la vegetación y del suelo es fundamental a la hora de prevenir la entrada del patógeno y de evitar la dispersión, si se encuentra ya presente. Para ello es necesario definir los límites del foco y realizar una gestión adecuada a las nuevas condiciones derivadas de la presencia del patógeno en el suelo.