Evolución del clima y sus consecuencias en el comportamiento de la vegetación
El cambio climático es un problema planetario con repercusiones a escala regional y las evidencias de esta alteración quedan avaladas por los datos que la ciencia nos ofrece.
El cambio climático es un problema planetario con repercusiones a
escala regional y las evidencias de esta alteración quedan avaladas
por los datos que la ciencia nos ofrece. La REDIAM trabaja en un
proceso de modelización que extrapola los datos internacionales sobre
cambio climático a nuestra región.
Los escenarios del cambio climático en Andalucía según el V Panel de Expertos.
La necesidad de adaptación al cambio climático ha hecho que la
actividad prospectiva, forma de anticiparse a lo que está por venir
con el conocimiento actual, se haya desarrollado extraordinariamente
en el ámbito internacional, nacional y autonómico. A nivel
internacional, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio
Climático analiza exhaustivamente el riesgo que supone el cambio
climático provocado por las actividades humanas. Estudia sus posibles
repercusiones y las posibilidades de adaptación y atenuación del
mismo. Fruto de este trabajo, elabora Informes de Evaluación, Informes
Especiales y Documentos Técnicos cada 5-7 años. Para mejorar los
resultados de las estimaciones realizadas por el IPCC, diferentes
organismos trabajaron en la predicción del clima a largo plazo. La
Consejería, a través de la REDIAM, abordó en 2007 la elaboración de
escenarios climáticos regionales. Por una parte, acorde a 3er y 4º
Informe de Evaluación del IPCC y, en 2018 actualizó los resultados al
5º Informe. Para predecir el clima del Siglo XXI en Andalucía se han
generado simulaciones futuras con modelos estadísticos y escenarios
más o menos favorables de emisiones. Las simulaciones producen
multitud de variables climáticas y bioclimáticas, idoneidad de
especies forestales, clasificaciones bioclimáticas, y gran cantidad de
información con distribución espacial.
Algunos resultados de análisis de Escenarios.
Tras el análisis de escenarios, se puede adelantar que aumenta el
rango de incremento de temperatura, llegando en ocasiones a los 6,5ºC
de media anual. El modelo más pesimista, MIROC, prevé una invasión del
clima subdesértico propio del levante andaluz y una simplificación
drástica de las unidades bioclimáticas. Las variantes húmedas e
hiperhúmedas quedan como residuales. Los climas continentales y
subcontinentales se reducen a zonas que actualmente ocupan la media y
alta montaña. Otro modelo no tan drástico, GCM3 predice un clima más
cálido pero con un déficit hídrico no tan acusado como en el anterior.
Es decir, la simplificación de climas es menos radical. De igual forma, la evolución del clima en nuestra
comunidad autónoma, queda reflejado en el Sistema de Indicadores
Ambientales de la REDIAM. A través del Índice de calentamiento
global (ICG) , se realiza un seguimiento de variaciones de
las temperaturas resultantes de una serie histórica de datos
climáticos. Entre los años de 1987 y 2017 existe una tendencia en auge
de las temperaturas casi todos los años, superando la media de la
serie. Este comportamiento es similar al conjunto de las temperaturas
a escala mundial, el cual suscita una fuerte preocupación por la
existencia de este proceso irreversible.
La precipitación y sequía en Andalucía.
En Andalucía, las precipitaciones varían desde extremos mínimos
(250-300 mm) a máximos (> 2.000 mm). Presentan una disimetría
espacial (entre Andalucía oriental y occidental) y también estacional,
originándose períodos secos relativamente prolongados y coincidentes
con las temperaturas más elevadas del año. Para su seguimiento, se ha
contado con el indicador de Indice de Sequía
Trigonométrica . Su objetivo es poder realizar un seguimiento de
la sequía observando los periodos secos y húmedos, la intensidad y
duración de los mismos. Analizando la evolución de este indicador en
las cuencas del Guadalquivir, Guadalete – Barbate, Tinto-Odiel-Piedras
y Mediterráneas andaluzas se puede extraer:
Del análisis del primer periodo (1987-1995) se identifica el mismo
comportamiento con respecto a la sequía pluviométrica en las
distintas demarcaciones hidrográficas. En 1995, se alcanzaron los
valores más extremos, especialmente en la cuenca del Guadalquivir.
Las cuencas del Tinto-Odiel Piedras y las Mediterráneas Andaluzas,
pese a rozar los valores de sequía, se mantienen menos afectadas por
este fenómeno.
Los años más secos de este período en todas las cuencas han sido
1999, 2005 y 2012. Aunque resulta arriesgado hablar de una pauta
concreta en el comportamiento de las precipitaciones, en este tiempo
se hace evidente el carácter extremo del fenómeno. En el año 2010,
se localizan las mayores precipitaciones de la serie alcanzando
cifras históricas.
Se observa cómo los periodos de años secos han ido incrementando,
disminuyendo los años húmedos y desencadenando una tendencia hacia
situaciones de mayor aridez.
Se cumplen las predicciones de los científicos.
Las predicciones realizadas por los científicos sobre el aumento de
la temperatura media de la Tierra en 1ºC es, hoy en día, una realidad.
Este aumento se ha ido acelerando en las últimas dos décadas, y la
región andaluza no es ajena a este panorama. Se prevé que el clima en
Andalucía seguirá en proceso de cambio. Ocupará un papel importante en
la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos y la
ocurrencia habitual de situaciones impropias a la estación en la que
suceda. Entre las consecuencias por el aumento de la temperatura
global o la prolongación de periodos secos, está la alteración de
ecosistemas, como la vegetación natural. Para el análisis del
seguimiento del estado de la vegetación natural y su relación con las
precipitaciones y la temperatura de la región se han utilizado una
batería de indicadores ambientales tales como Índice Estandarizado de
Sequía Pluviométrica (IESP) y el indice de estado de la vegetación
UNDVI). Su estudio en conjunto permite la obtención de un valor
sintético del estado de sequía y su distribución espacial. Mediante
técnicas de teledetección, la REDIAM utiliza las imágenes satélite
proporcionadas por el sensor MODIS para el estudio. Estas imágenes son
muy apropiadas, debido a su amplia resolución temporal (frecuencia
diaria) y espacial (250 m).
Gráfico de evolución del Índice de Vegetación Medio.
En el gráfico de evolución del índice de vegetación
medio (2002-2017) se observa una correlación entre años
húmedos-vegetación activa, por ejemplo, año hidrológico 2014-2015.
Asimismo, los años secos-decaimiento/estrés de la vegetación, por
ejemplo, año hidrológico 2004-2005. Los resultados indican que existe
una relación directa entre el NDVI y la precipitación anual a escala
regional. Las anomalías sobre el comportamiento de la vegetación
presentan los valores mínimos de actividad mayormente en la época
estival, a diferencia de los valores máximos. Además, la vegetación
cuya fenología depende de la precipitación como caducifolias, dehesas
y pastizales, se acerca a umbrales de estrés durante los años con
déficit fluvial. Sin embargo, la vegetación se recupera en años
subsecuentes. Por el contrario, una mayor cantidad de lluvia inhibe la
fotosíntesis, por lo que un incremento en los eventos extremos (exceso
de precipitación) no significará un aumento en la productividad ni el
verdor de la vegetación (por ejemplo, año hidrológico 2009-2010). Por
tanto, el conocimiento del pronóstico del clima con anticipación,
permite prever el grado de estrés que sufrirá anualmente la
vegetación, permitiendo, entre otras, aplicar acciones de protección y
conservación del medio (prevención de incendios, calendarios de
reforestación, pronóstico de plagas, etc).
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27 de septiembre de 2019
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