Programa de Conservación del Águila Perdicera

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Águila perdicera

El águila perdicera es un ave escasa en toda su área de distribución circunmediterránea, donde sufrió una importantísima regresión a finales del siglo pasado.

Andalucía se comporta como el principal bastión de la especie en la Península Ibérica y el resto del continente, con algo más de 300 parejas reproductoras. Las actuaciones de conservación llevadas a cabo en Andalucía son críticas para la viabilidad del águila perdicera en todo el territorio ibérico, y puede afirmarse que el estatus futuro a nivel nacional dependerá en gran medida del estado de conservación de la población andaluza.

La Consejería desarrolla desde el 2004 el Programa de actuaciones para la conservación del águila perdicera en Andalucía cuyo fin es incrementar las probabilidades de persistencia a largo plazo del núcleo andaluz (e, indirectamente, europeo) a través de dos vías principales, el seguimiento de la población y la ejecución de actuaciones para combatir sus principales amenazas.

  • Catálogo Andaluz de especies amenazadas: Vulnerable (VU)
  • Libro Rojo de los Vertebrados amenazados de Andalucía (según criterios UICN): Vulnerable (VU)
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Distribución de los núcleos reproductores y de las áreas de dispersión del águila perdicera en Andalucía

Los dos núcleos reproductores del Águila perdicera en Andalucía se distribuyen en Sierra Morena y en Cordillera Bética.

Asimismo, la ubicación de las áreas de dispersión, según se muestran en el mapa, son:

  • Andévalo (1)
  • Cádiz-Sevilla (2)
  • Sierra Norte (3)
  • El Temple (4)
  • Llanos de Guadahortuna (5)
  • Campiña de Jaén (6)
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Gráfica de amenazas

Las amenazas que ponen en peligro la poblaciones de águila perdicera a largo plazo son:

  • Mortalidad preadulta y, sobre todo, adulta por persecución directa.
  • Mortalidad adulta y preadulta por colisión y, especialmente, electrocución en tendidos eléctricos.
  • Alteración del hábitat en las zonas de reproducción y dispersión juvenil. La roturación de parches de vegetación natural y la transformación del hábitat en cultivos intensivos, es una de las principales amenazas que soportan las áreas de dispersión del Águila pedicera.
  • Fracaso en la reproducción debido a fuentes de molestias.

El plumbismo o intoxicación por plomo se produce como consecuencia de la ingestión de perdigones de plomo utilizados en la actividad cinegética y afecta especialmente a las aves que se alimentan de presas cinegéticas heridas o muertas por disparos, pudiendo acarrear incluso la muerte del ejemplar afectado.

Actualmente se dispone de pocos datos sobre el alcance de este problema, aunque las informaciones existentes apuntan a que es más frecuente de lo imaginado en un principio. 

Para determinar la gravedad del problema en el águila perdicera se empleó el método de detección de perdigones de plomo en egagrópilas mediante fotografías de rayos-X.

Para determinar la gravedad del problema en el águila perdicera se empleó el método de detección de perdigones de plomo en egagrópilas mediante fotografías de rayos-X.

Las egagrópilas son bolas formadas por restos de alimentos no digeridos que algunas aves regurgitan. Supone un elemento importante para el estudio de las aves que las generan, ya que permite conocer el área de campeo, el tipo de presas que consumen, así como los micromamíferos que habitan en las zonas de localización de los nidos.

Los resultados obtenidos muestran una tasa de aparición de plomos en egagrópilas, que puede relacionarse directamente con la probabilidad de sufrir intoxicación por plomo, en general baja, aunque algo superior a la encontrada en otras especies. El problema, por tanto, no parece grave a nivel general, aunque sí puede ser relevante a nivel local, ya que se detectaron territorios cuya proporción de egagrópilas con plomos superaba o rozaba el 10%. En este sentido, próximos estudios sobre la relación de la proporción de plomos en egagrópilas y los niveles de plomo en sangre son fundamentales para comprender el alcance real del problema.

Este estudió también reveló que la probabilidad final de ingerir plomo parece estar determinada conjuntamente por la dieta de las águilas y por la intensidad y modalidad de caza existentes en el territorio, de modo que los individuos que comen más perdices y que están en territorios donde se práctica frecuentemente la caza de perdiz con reclamo serían los que tienen mayor probabilidad de ingerir perdigones de plomo y, por tanto, de intoxicarse por este metal pesado.

Programa de Conservación del Águila Perdicera

Amenaza por tendidos eléctricos

Un estudio efectuado en el marco de este proyecto ha verificado que la corrección de tendidos eléctricos en las áreas de dispersión del águila perdicera reduce el riesgo de mortalidad por electrocución de muchas otras aves rapaces.

El estudio, que ha examinado intensivamente tres líneas eléctricas representativas en busca de cadáveres de rapaces muertas por electrocución, ha determinado que, como media, un mínimo de 6 individuos de otras especies de rapaces mueren en estas zonas por cada águila perdicera electrocutada.

En consecuencia, el águila perdicera puede ser considerada como una “especie paraguas”, ya que los fondos dedicados a la corrección de líneas eléctricas peligrosas en las áreas de dispersión de esta especie pueden disipar el riesgo de electrocución para muchas otras aves rapaces.

Desde el comienzo del Programa se ha corregido con medidas anti electrocución un total de 70 apoyos peligrosos de titularidad privada en áreas de dispersión de la provincia de Granada y Huelva. Además, se ha colaborado activamente en el levantamiento de información para la corrección de más de 300 tendidos eléctricos en áreas de dispersión de Cádiz.

De todas las actuaciones llevadas a cabo dentro del Programa de Conservación del Águila Perdicera en Andalucía, se extraen resultados  y conclusiones que se reflejan en la Ficha resumen sobre el seguimiento de la población reproductora de águila perdicera 2012.

Estas conclusiones son:

  • La población actualmente se estima en un mínimo de 347 parejas reproductoras distribuidas por el Sistema Bético. fundamentalmente, y Sierra morena. Se consolida la colonización de Huelva con dos parejas reproductoras.
  • La tendencia desde 1990 ha sido estable gracias en parte a los programas de corrección de tendidos eléctricos peligrosos y la buena disponibilidad de recursos tróficos.
  • La supervivencia adulta ha descendido por debajo del umbral óptimo, debido especialmente a las electrocuciones y, en menor grado, la persecución directa de disparos.
  • La población en 2012 constituye un 85% de la población favorable de referencia ( 387 parejas reproductoras), siendo el principal núcleo poblacional de España, lo que refuerza la importancia de Andalucía en la conservación a nivel estatal y comunitario. 
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Señal en camino

Señalización temporal en un camino de uso público para restringir el acceso al área de cría durante la reproducción.

Principales actuaciones del Programa para la conservación del hábitat y la reducción de la mortalidad:

  • Corrección de tendidos eléctricos para evitar la electrocución en zonas de dispersión. Esta medida también contribuye a reducir el riesgo de muerte por electrocución de otras aves presentes en las áreas de dispersión del águila perdicera.
  • Establecimiento de convenios de colaboración con propietarios particulares para favorecer tanto el mantenimiento de un hábitat óptimo en áreas importantes para la especie, como para fomentar una actitud positiva de diversos colectivos (especialmente el cinegético) hacia el águila perdicera.
  • Cerramiento y señalización temporal de caminos fuente de molestias en áreas de cría.
  • Detección de vías de escalada problemáticas y desmontaje de éstas, buscando la colaboración de los colectivos escaladores implicados.
  • Creación de palomares
  • Alimentación suplementaria.
  • Actuaciones para disminuir la problemática con el colectivo colombicultor.
  • Detección y seguimiento de las principales amenazas que afectan a los territorios y las áreas de dispersión.
  • Cesión de pollos para el reforzamiento de poblaciones vecinas.
  • Marcaje y radioseguimiento de adultos y pollos
  • Control de parámetros biosanitarios.
  • Determinación de la probabilidad de intoxicación por plomo como consecuencia de la ingesta de perdigones de este material utilizados en la actividad cinegética.
  • Divulgación de la problemática y las estrategias empleadas para la conservación de la especie.
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Seguimiento

Las “zonas de dispersión juvenil” son las áreas donde los individuos jóvenes o sin territorio de águila perdicera se concentran desde que se independizan de los padres hasta que encuentran un territorio para reproducirse, normalmente a los 3-4 años de edad, que es cuando alcanzan la madurez sexual y el plumaje de adulto.

Estas zonas se caracterizan principalmente por la alta abundancia de presas, sobre todo conejo y perdiz, y suelen coincidir con paisajes de orografía suave donde aparece un mosaico de cultivos de secano con zonas de vegetación natural arbustiva o adehesada. En estas zonas convive un elevado número de individuos, y las águilas pueden permanecer aquí varios años. Las zonas de dispersión son, por tanto, de trascendental importancia para el futuro de la especie, ya que sustentan una buena parte de la población total.

Desafortunadamente, la abundancia de presas en estas zonas hace que soporten un intenso uso cinegético, hecho que supone una elevada mortalidad de águilas por persecución directa.

Al ser comarcas agrícolas, también están expuestas a rápidas y extensas transformaciones en los usos del suelo por roturaciones o cambios de cultivo, a lo que hay que sumar que son terrenos en su mayoría ubicados fuera de espacios protegidos. Todas estas amenazas hacen a las zonas de dispersión muy vulnerables, por lo que el futuro de estas áreas cruciales es especialmente comprometido.

Una de las herramientas más eficaces que se está desarrollando a través del Programa es el establecimiento de convenios de colaboración con fincas y cotos privados, a través de los cuales se están llevando a cabo actuaciones de mejora de hábitat y fomentando la protección de la especie, especialmente dirigido al colectivo cazador. Se han firmado un total de 31 convenios de colaboración con fincas y cotos privados, en áreas de dispersión y de reproducción de la provincia de Granada, Jaén, Cádiz y Málaga, habiendo realizado actuaciones hasta la fecha en cotos de la provincia de Granada, Málaga y Jaén (siembras y repoblaciones con perdiz autóctona y conejo).