Preguntas frecuentes sobre la Propuesta de ampliación y rezonificación de la Reserva de la Biosfera Doñana

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Tal y como se recoge en la Estrategia de Sevilla (1995), las reservas de la biosfera son “espacios que han sido concebidos para responder a la siguiente pregunta:

¿Cómo conciliar la conservación de la diversidad biológica, la búsqueda de un desarrollo económico y social y el mantenimiento de valores culturales asociados? Las reservas de la biosfera son lugares donde se ensaya, afina, aplica y divulga el objetivo del Programa MaB, a saber, lograr un equilibrio entre las necesidades, a veces en conflicto, de conservar la diversidad biológica, fomentar el desarrollo económico y conservar los valores culturales. Son, por tanto, modelos reales donde aplicar métodos de trabajo que integren las necesidades sociales, culturales, espirituales y económicas de la sociedad y tengan unas bases científicas sólidas.”

En el caso de Doñana, el objetivo de esta ampliación es incorporar los núcleos de población, con sus correspondientes usos urbanos y actividades socioeconómicas, reforzando así la idea de que una reserva de la biosfera no es un espacio natural protegido orientado exclusivamente a la conservación, sino un territorio vivo, donde conviven naturaleza y actividad humana de forma equilibrada.

Por tanto, se trata de un reconocimiento al patrimonio ambiental y, sobre todo, al patrimonio social y productivo. Esta designación pone en valor el compromiso de la población local por desarrollar formas de vida sostenibles, respetuosas con los recursos naturales, y promueve una visión integradora que ofrece a los territorios rurales una oportunidad de desarrollo, actuando como sello de calidad para sus producciones primarias y secundarias, así como para el impulso de actividades vinculadas al turismo sostenible.

Las reservas de la biosfera no conllevan nueva normativa específica de regulación. Obviamente deben cumplir con los informes que emita el Consejo Internacional de Coordinación en las revisiones decenales que se limitan a revisar si se cumple con el marco estatutario del Programa MaB. Por otro lado, como al resto de los territorios, les son de aplicación las normativas ya existentes estatales, autonómicas y locales tanto ambientales como sectoriales.

En Doñana, la zona núcleo y tampón, al coincidir con el espacio natural, comparte sus instrumentos de planificación-gestión, mientras que su zona de transición, que está fuera, se rige por la normativa general y sectorial vigente en los territorios no protegidos, fórmula que se mantendría en el caso de la ampliación que se propone.

La figura de Reserva de la Biosfera no tiene una financiación específica ni acarrea costes adicionales. Su funcionamiento depende de cada uno de los países. En Andalucía, se financian con los fondos de la Administración ambiental competente en medio ambiente, tanto autonómica como estatal.

Ser Reserva de la Biosfera, además de acreditar los valores del territorio con un prestigioso y exclusivo reconocimiento a nivel mundial por parte de Unesco, conlleva ventajas como, por ejemplo, el acceso a fondos y proyectos centrados en el desarrollo sostenible y la preservación de la biodiversidad, en los cuales se valora ser Reserva de la Biosfera; o bien, el acceso a distintas convocatorias para actividades de desarrollo sostenible. Este es el caso del fondo europeo del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR), que cuenta con partidas presupuestarias específicas para los territorios Reserva de la Biosfera, donde se expresa el apoyo a estos como instrumentos para combatir la crisis ambiental, por presentar un modelo de gestión integrada, participativa y sostenible del patrimonio y de los recursos naturales, potenciando la participación pública, la investigación y la educación en la integración entre desarrollo y medio ambiente.