Restauración de zonas incendiadas

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Zona incendiada

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Empalizada de madera

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Eliminación de restos de corta

Los incendios forestales suponen una gran amenaza para el  patrimonio natural (vegetación, fauna, suelo, etc.) y para el tejido socioeconómico (infraestructuras, economía, paisaje, etc.) del medio rural andaluz.

Para frenar los daños ocasionados por los incendios forestales, se establecen una serie de medidas disuasorias que actúan con anterioridad a la declaración del incendio y están encaminadas a evitar que los incendios produzcan algún tipo de beneficio sobre las personas.

Una vez que se ha producido el incendio, se evalúa la situación y se establecen dos tipos de medidas específicas para el área incendiada: medidas urgentes para paliar los efectos inmediatos sobre personas, infraestructuras, fauna silvestre y evitar plagas, denominadas medidas cautelares. Simultáneamente comienza la elaboración de un Plan de Restauración que aborda el proceso de recuperación del medio natural, constituyendo las medidas reconstructivas.

La Ley 5/1999, de Prevención y Lucha contra los incendios forestales, establece la elaboración por parte de los propietarios afectados, públicos o privados, de un Plan de Restauración concreto para cada zona incendiada. Esto se debe a que los efectos producidos por un incendio forestal sobre el entorno natural y socioeconómico variarán en función de la intensidad del fuego, la superficie recorrida por el mismo, y las características del territorio en el que se produzca.

A ) Medidas disuasorias: destinadas a evitar beneficios o enriquecimientos ilícitos como consecuencia del incendio.

  • Imposibilidad de la recalificación de los terrenos (artículo 50 de la Ley 5/99 de prevención y lucha contra los incendios forestales).
  • Limitaciones a la enajenación de los productos procedentes de la zona incendiada (Ley 5/99 de prevención y lucha contra los incendios forestales).
  • Pago de las tasas por extinción, que supone un coste para aquellos que no hayan adoptado medidas preventivas previas al incendio.
  • Posible acotamiento al pastoreo si así se determina en el plan de restauración.
  • En otras épocas podrían provocarse incendios para generar jornales; en la actualidad dicho factor se puede decir que ha desaparecido al no haber problemas de paro endémico en el mundo rural.

B) Medidas cautelares: destinadas a evitar daños inmediatos a personas o infraestructuras como consecuencia de la desprotección del suelo y de la fragilidad de la vegetación incendiada. También se incluyen las actuaciones encaminadas a suplementar comida para la fauna silvestre afectada y las destinadas a la destrucción de la regeneración por pastoreo.

  • Eliminación de árboles quemados que al caer puedan afectar a viviendas, carreteras, vías de tren, tendidos eléctricos, etc.
  • Construcción de obras de defensa de carreteras, cultivos, poblaciones, viviendas aisladas, etc. amenazadas por corrimientos de tierra y desprendimientos de rocas. Son habituales los diques de cierre, muros u otros elementos destinados a retener los sedimentos.
  • Obras destinadas a evitar las pérdidas de suelo y semillas, que a su vez contribuyen a aminorar la velocidad del agua en las laderas. Así se evita la formación de cárcavas y erosiones remontantes y se impide que dichos sedimentos vayan a la red hidrográfica. Se suelen emplear fajinas, albarradas o empalizadas (madera quemada, piedras, gaviones, etc.).
  • Suplemento de alimentación para la fauna silvestre y cinegética. No siempre es necesario y va a depender de muchos factores (fecha del incendio, superficie recorrida, necesidades de la fauna, etc.).
  • Tratamiento contra Plagas. Pueden proliferar perforadores que ataquen a árboles debilitados por el incendio.

C) Medidas reconstructivas: destinadas a la recuperación del medio natural.  A la hora de establecer estas medidas es necesario llevar a cabo los siguientes pasos:

  1. Analizar la vegetación incendiada, su grado de afección y la posible regeneración natural.
  2. Definir un objetivo para la actuación, teniendo en cuenta que tanto la restauración como la regeneración natural son herramientas para alcanzar el camino escogido, pero no constituyen un objetivo por sí mismas. Los objetivos pueden incluir o no un cambio de especie o especies principales, un cambio de estructuras o un cambio en los usos múltiples del monte.
  3. Una vez establecido nuestro objetivo se deben considerar dos cosas: cuál va a ser la respuesta de la vegetación incendiada (estrategia rebrotadora o germinadora), qué hacer con dicha vegetación incendiada (claras, podas de saneamiento o refuerzo, diversificación de poblaciones, etc.) y evaluar nuestra actuación para complementar o diversificar la respuesta de la naturaleza si ello fuera necesario.

La vegetación mediterránea está diseñada en mayor o menor medida para dar respuesta al incendio, mediante dos estrategias: la rebrotadora y la germinadora. Con estos datos se elabora un plan de restauración que comprende las actuaciones necesarias para la reconstrucción de la vegetación de acuerdo con el objetivo u objetivos relacionados (desarrollo rural, conservación de la biodiversidad, defensa contra la erosión, etc.). En caso necesario se deberá proceder a la repoblación forestal tanto para la incorporación de las especies seleccionadas como para la diversificación de la vegetación y mejora del hábitat. La repoblación forestal es el último eslabón de un proceso de decisiones que se inicia inmediatamente después de cada incendio.

La Consejería, asumiendo la importancia de las actuaciones de emergencia y la valoración inicial de los daños ocasionados por un incendio, ha dado una respuesta inmediata en la restauración de las áreas afectadas por los grandes incendios forestales acontecidos en los últimos años.

Además, se ha desarrollado una metodología para la evaluación de daños y propuesta de actuaciones que se viene aplicando desde el año 2000. Ésta se basa en la determinación visual del grado de afección, lo que unido a la cartografía de vegetación existente antes del incendio y a la evaluación del grado de erosionabilidad del terreno, permite elaborar una cartografía con las principales directrices para ejecutar la restauración.