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septiembre 2013
¿Qué objetivos prioritarios deberían tener los
programas de educación ambiental?
El primero de todos, el de cultivar la inteligencia
ambiental del ser humano creando escenarios
amigables y propicios para ello. El segundo, esti-
mular su capacidad para negarse a hacer el juego
a causas interesadas que den ventaja y privilegios
a unos estilos de vida antropocéntricos o a engen-
dros de seres robotizados a los que por alguna
razón incomprensible la fábrica olvidó colocar
el catalizador de la sensibilidad ambiental. Y el
tercero, contribuir a la movilización crítica de la
conciencia de especie dentro del delicado engra-
naje del universo. Soy consciente de que esto es
un océano de deseos, pero podemos desmenu-
zarlo en mares conectados por ríos que canalicen
las aguas hacia un propósito común.
La EA intenta impregnar sus programas de una
fuerza motriz colectiva para mover esas mareas
oceánicas, una fuerza basada en la habilidad para
negarse a consentir que el ser humano admita res-
quicio alguno para la ambición infinita, dé cobijo a
los porque sí irrefutables, a las creencias acientífi-
cas inspiradoras de argumentaciones sectarias y
a los principios de fe reaccionarios e irracionales
sobre los que legitimar o encubrir intereses viles,
posturas egoístas o visiones cargadas de miopía
ambiental.
¿Cree que disponemos de suficientes y buenas
técnicas de evaluación, y que estas se aplican
adecuadamente?
La EA no es un despropósito social inventado
por un colectivo de lunáticos que habitan en una
dimensión atemporal en la línea de tiempos his-
tóricos. Nuestra sociedad está madura para ser
receptiva a sus propósitos. Si aceptamos que
puede ayudar al ciudadano a construir estrategias
para combatir con beligerancia las prácticas indus-
triales y mercantiles que provocan destrucción de
la naturaleza, avaricia y ostentación desenfrenada
estamos admitiendo que no es un fin en sí misma.
Estamos sugiriendo que cuenta con arsenales y
herramientas que favorecen la crítica rigurosa al
consumo desorbitado y la falacia contemporánea
que sustenta el axioma de la apropiación de bienes
como principio existencial.
Una evaluación científica, sistemática, participada
y bien planteada ha de permitirnos estimar logros,
corregir errores, reajustar medios y reorientar
metas. Todo ello es posible si los mediadores de
los programas están debidamente cualificados y
gozan de identidades profesionales sólidamente
cimentadas. Y, por supuesto, sus servicios están
bien pagados y la misión y visión de la institu-
ción a la que sirven es suficientemente explícita
y transparente para no llevarse a equívocos a los
destinatarios de los programas.
¿Cuál es el papel que tiene la universidad en
la promoción de la educación ambiental y la
participación?
La universidad es un ecosistema privilegiado
para la reflexión, debate y creación; para for-
mación sistemática y la innovación persistente;
y para el ejercicio de la crítica continuada y la
revolución permanente. Aunque ahora nuestros
universitarios tengan que saltar a competir en
otros territorios globalizados, su cualificación
empieza a no ser cuestionada. En las dos últimas
décadas hemos conseguido construir e institu-
cionalizar un marco propicio para la producción
de conocimientos profesionales en el campo am-
biental, para la revisión de la cultura ambiental
de los sectores profesionales y para elevar las
competencias científicas y reflexivas del sector.
Su papel como institución es clave para cons-
truir explicaciones convincentes del cambio y
promover el entendimiento de sociedades cada
vez más complejas, instaladas en mundos polié-
dricos en continua transformación que traspasan
las tres dimensiones físicas del espacio y del
tiempo, y se prolongan a lo virtual como una rea-
lidad aumentada e hiperglobalizada.
¿Qué formación considera necesaria para los
educadores ambientales?
En un momento de convulsión laboral que está
poniendo patas arriba el concepto de profesión,
la mejor formación ha de ser aquella que nos
permita adquirir autonomía intelectual y compe-
tencia profesional para el ejercicio de la profesión
en ámbitos en los que la sociedad nos deposite
su confianza. El Doctorado Interuniversitario de
EA apoyado por el Ministerio de Agricultura, Ali-
mentación y Medio Ambiente y asentado en el
CENEAM con el impulso de nueve universida-
des del país es un ejemplo autóctono de buenas
prácticas. El Máster Interuniversitario Andaluz
de EA, es un producto de nueva generación con
marca de calidad y un futuro prometedor en la
alternancia del debate de los perfiles profesional
e investigador en que se mueve el sector.
¿Cómo puede incidir la actual crisis económi-
ca en la evolución de la educación ambiental
en Andalucía?
Siendo Andalucía pionera en la apuesta educa-
tiva por la EA, estamos viendo con qué facilidad
se desmorona el trabajo construido a lo largo de
décadas. Hay evidencia disponible de la baja
consideración que se da a nuestro sector cuan-
do se aplican medidas ciegas de reducción de
plantillas en jardines botánicos, ayuntamientos, e
instituciones que venían confiando y apostando
por su mar de fondo. Mantener actitudes optimis-
tas desde las parcelas de cooperación en que
cada cual nos movemos y fortalecer vínculos or-
ganizativos en diferentes direcciones del territorio
y las instituciones, ha de permitirnos aguantar el
tirón, hacernos fuertes y continuar nuestra trayec-
toria de manera imbatible.
entrevista
José Gutiérrez Pérez
Universidad de Granada
Natural de Macael (Almería). Doctor en Pe-
dagogía y Profesor Titular del Departamento
de Métodos de Investigación y Diagnóstico
en Educación en la Universidad de Granada.
Especialista en los ámbitos de la educación
ambiental (EA) y la Evaluación de la Cali-
dad Universitaria. Desde hace dos décadas
coordina el Grupo Andaluz de Investiga-
ción “Evaluación en Educación Ambiental,
Social e Institucional” (HUM-890). Su línea
de investigación principal está centrada
en la evaluación de programas y recursos
educativos, centros y metodologías de in-
vestigación en EA. Es miembro de la Unión
Internacional para la Conservación de la
Naturaleza y forma parte de diferentes gru-
pos de trabajo involucrados en el diseño
de planes estratégicos de EA en Andalucía,
Navarra y Ministerio de Medio Ambiente.
Autor y colaborador en libros de referencia
en el campo de la educación y el medio
ambiente como: La investigación en EA en
España; El espejismo de la EA; La EA, fun-
damentos y orientaciones extracurriculares;
Criterios de la calidad de Equipamientos
Ambientales, Manual de Buenas Prácticas
del Monitor Ambiental.
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