Distribución y estructura de formaciones adehesadas

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Dehesa

La dehesa es uno de los ecosistemas más importantes de Andalucía, no sólo por su extensión sino también por la notable importancia de sus valores económicos y ambientales.

Se trata de un sistema de uso y gestión de la tierra basado en la explotación principalmente ganadera y también forestal, cinegética y agrícola, de una superficie de pastizal y monte mediterráneo con presencia dispersa de vegetación arbórea, el cual da lugar a un agrosistema en el que la conjunción del manejo agrosilvopastoral propicia importantes valores ambientales como un uso sostenible del territorio, un paisaje equilibrado y una elevada diversidad a distintos niveles de integración (Pacto Andaluz por la Dehesa, 2005).

En Andalucía, las dehesas se centran principalmente en la mitad occidental, en las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba, norte de la provincia de Jaén y más al sur, en las sierras de Cádiz y en la Serranía de Ronda en Málaga

Mapa de formaciones adehesadas

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Los principales elementos que componen la estructura de la dehesa son cuatro: monte hueco o dehesa típica, mancha, pastizales y cultivos (Blanco et al., 1998).

Arbolado disperso, generalmente del género Quercus, con un sotobosque herbáceo en el que puede haber o no presencia de matorrales, normalmente con una cobertura inferior al 50%. Se localiza principalmente en zonas llanas o de baja pendiente.

El arbolado se compone en su mayoría por especies del género Quercus, principalmente encina (Quercus ilex subsp. ballota) y alcornoque (Quercus suber) y ocasionalmente por otras especies como quejigo andaluz (Quercus canariensis), quejigo (Quercus faginea) y fresno (Fraxinus angustifolia). En Andalucía también son frecuentes las dehesas de acebuche (Olea europaea var. sylvestris).

La función del arbolado es primordial dentro del sistema, cuyos efectos se resumen en cuatro puntos:

  • Estabilización de la producción de pastos, dentro de un año, con incremento de producción en invierno y principio de verano, y entre distintos años y diversificación de la misma.
  • Mejora de las condiciones de estancia para el ganado en situaciones adversas.
  • Aportación de los beneficios propios del árbol: bellota, ramón, leñas, protección frente a la erosión, cobijo para fauna, mejora del paisaje, etc.
  • Fertilización y enmienda orgánica

Los pastizales de dehesa son muy variables, tanto en composición específica como en recubrimiento y fenología

En Andalucía, es el majadal el tipo de pastizal más frecuente, el cual se define como un pasto formado por especies anuales y vivaces muy denso, de pequeña talla, con gran capacidad de rebrote y generalmente buena calidad bromatológica, creado por la acción intensa y continuada del ganado, mediante pisoteo y mejora edáfica (enmienda y fertilización), donde las especies más representativas son Poa bulbosa y Trifolium subterraneum. Este pisoteo tiene efectos beneficiosos en la diversidad del pasto al configurar microtopografías que benefician a determinadas especies.

El pasto es el recurso más importante de las dehesas, ya que durante los periodos menos conflictivos del año constituye para el ganado la mayor parte de su dieta, y complementa a otras fuentes alimenticias durante el resto del año.

La presencia de matorral en la estructura de un monte hueco o dehesa típica depende fundamentalmente de la intensidad del pastoreo, siendo más escaso con grados de pastoreo altos.

Este matorral se caracteriza por tener una cobertura escasa, que generalmente no llega a cubrir el 50% de la superficie, dejando crecer el pasto. Su altura no suele superar el metro de altura, siendo generalmente de pequeño porte, en parte, porque suele estar ramoneado por el ganado. Las especies que caracterizan este matorral son en su mayoría del género Cistus, abundando también Lavandula stoechas (cantueso) , Rosmarinus officinalis  (romero) y Retama sphaerocarpa (retama amarilla).

Los cultivos forrajeros corresponden a la zona más intervenida de la dehesa; generalmente son de secano y se asientan sobre los mejores suelos. Sirven para proporcionar alimento al ganado en los momentos de bache alimenticio, así como para alimentación humana. Las épocas de mayor estrés son el verano y el final del invierno.

Los cultivos más utilizados son la cebada, la avena, el trigo y veza-avena, así como el cultivo del altramuz, que ha tenido trascendencia como agostadero proteínico en ciertas zonas de dehesa, en concreto en el Andévalo (Huelva).

Otro método de cultivo habitual es el que se realiza en terrenos desmontados de matorral, los cuales suelen utilizarse para aprovechar la fertilidad aportada por la mineralización de la materia orgánica.