La conservación de los hongos a nivel mundial es una tarea compleja que aún se encuentra en ciernes. Las dificultades principales se deben a que es un campo en el que queda mucho camino por recorrer para conocer la biología y ecología de las especies de este complejo reino. En primer lugar, la determinación de lo que se considera un individuo no es fácil. Asimismo, la visibilidad de la especie se suele hace a través de la producción de carpóforos que conocemos como setas, que dependen de condiciones ambientales, ecológicas y biológicas no bien conocidas en la mayoría de los casos. Los hongos son ciertamente un reino oculto. Sin embargo, en las últimas décadas, importantes avances en nuestro conocimiento de la taxonomía, distribución, ecología y estado de conservación de macromicetos, y afortunadamente gracias al trabajo de los micólogos y científicos, permite el desarrollo en este campo poco a poco. Prueba de ello, es cada día aparecen nuevas citas de especies de hongos en nuevas localidades que aportan nuevas informaciones al respecto.

En el ámbito legal europeo y en el ámbito nacional, como avance ha habido algunas propuestas no normativas para la protección de especies de hongos. En Andalucía se ha dado un paso más y se han hecho importantes trabajos para la identificación de las especies que a criterio de expertos tienen interés para su conservación.

Para la conservación de la biodiversidad fúngica a medio y largo plazo, es necesario realizar un diagnóstico actual de la situación micológica en el medio natural andaluz, en que se planifiquen los usos potenciales y las áreas que necesitan mayor protección, como marco de las actuaciones futuras.

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