Informe de
Medio Ambiente en Andalucía
Actualmente, la iluminación mediante diodos emisores de luz, conocidos como sistemas LED se está desa-
rrollando e implantando de manera vertiginosa. En general, el alumbrado exterior está experimentando un
cambio sustancial hacia el aumento del uso de fuentes de luz blanca y el bajo consumo y la elevada eficien-
cia mostrada por los sistemas LED, un teórico menor mantenimiento, una mayor durabilidad y una mejor
direccionalidad, han colocado estos sistemas en la vanguardia de la tecnología, jugando un papel bastante
importante en la política energética, y casi son el emblema de las ciudades inteligentes.
Los ledes presentan muchas ventajas sobre las fuentes de luz incandescente y fluorescente, tales como: el
bajo consumo de energía, un mayor tiempo de vida, tamaño reducido, resistencia a las vibraciones, reducida
emisión de calor, no contienen mercurio, en comparación con la tecnología fluorescente no crean campos
magnéticos ni emite radiaciones nocivas para el ser humano, reducen ruidos en las líneas eléctricas, son
especiales para utilizarse con sistemas fotovoltaicos (paneles solares) comparándolos con cualquier otra
tecnología actual, no les afecta el encendido intermitente y esto no reduce su vida promedio, y en la mayoría
de los colores (a excepción de los leds azules) cuentan con un alto nivel de fiabilidad y duración.
La gran desventaja, según un estudio reciente, estriba en que los ledes que emiten un máximo valor o pico
en longitudes de onda corta, próximas a los 460-470 nanómetros, correspondientes al color azul, provocan
contaminación lumínica, afectando a las observaciones astronómicas y perturbando la oscuridad natural del
medio nocturno. Además, empeoran el problema de la contaminación atmosférica en las grandes ciudades,
ya que esta luz artificial entorpece durante la noche la limpieza natural del aire contaminado, aumentando la
producción de ozono y otros óxidos de nitrógeno.
También, este tipo de luz es la que más altera la conducta de las especies de vida nocturna, y, por tanto, la
que más afecta a la conservación de la biodiversidad en sus condiciones naturales.
Hay soluciones tecnológicas, tanto clásicas (sodio) como más recientes (LED ámbar, LED blanco filtrado),
que proporcionan luz cálida, menos perjudicial, y con una eficiencia energética excelente.
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