

a industria derivada de la pesca tuvo en Andalucía, en épocas no muy lejanas, un considerable auge. Sin embargo, en la actualidad, son apenas 16 empresas las que, asentadas en localidades del litoral andaluz, se dedican a transformar materias primas procedentes del sector pesquero (4 en Huelva, 9 en Cádiz, 2 en Málaga y 1 en Almería).
La estructura empresarial responde mayoritariamente al modelo de PYMES. En efecto, catorce de ellas tienen un volumen de producción inferior a las 1.500 Tm, sólo tres operan durante todo el año, y seis tienen una actividad marginal (pues sólo abren las instalaciones para elaboraciones puntuales, apenas unos días y/o algunas semanas al año). Aún así, once empresas tienen fórmula jurídica de sociedad anónima, aunque de carácter familiar; apenas cuatro tienen una organización empresarial moderna y autóctona, de las que tres son plantas de elaboración de empresas que tienen centralizados sus servicios en otras zonas de España. Además, sólo diez empresas pertenecen a ANFACO (Asociación Nacional de Fabricantes de Conservas Pescados y Mariscos).
El fenómeno de penetración del capital extranjero, vivido por un buen número de actividades productivas andaluzas, no se ha dado en el sector conservero regional (sólo una empresa tiene participado el capital por inversiones foráneas).
En conjunto, la producción se cifra en torno a las 16.000 Tm, con un valor de mercado que supera los siete mil millones de ptas., con una tendencia de lento pero constante crecimiento. La producción se concentra en cinco empresas (sólo dos producen el 60% del conjunto), y representa en torno al 7% de la producción y el valor del total español.
La dedicación de la industria conservera andaluza por productos se distribuye entre el atún (43%; producido, prácticamente, por una sola empresa), caballa (38,5%), melva (11%), sardina (5%), langostillo (1,5%) y otros productos (Curiosamente, salmón. Importado de Noruega, elaborado en Cádiz y re-exportado a Italia), el resto.
Algo más del 55% se produce para el mercado nacional (Levante, Cataluña y Madrid) , el 32% de la producción tiene como destino Andalucía (de manera destacada, las provincias occidentales), cerca del 10% se destina a la exportación (mayoritariamente Italia) y, por último, un 3% atiende a las demandas locales.
La mayoría de estas empresas tienen un nivel tecnológico bajo, aún con avances significativos en los últimos veinte años, respondiendo genéricamente al modelo de producción artesanal y, en consecuencia, con una posición de escasa competitividad vía precios pero con importantes potencialidades vía calidad.
No se puede olvidar, en este capítulo, la industria de la salazón, promovida por pequeñas empresas de carácter familiar, pero que genera un considerable número de empleos en las provincias de Cádiz y Huelva. Esta actividad, tras unos años de recesión, está adquiriendo un nuevo impulso que merece una especial atención.
Las favorables condiciones ambientales y las amplias zonas susceptibles de utilización, unidas a la potencialidad de un insatisfecho mercado comunitario y a las ayudas a la inversión que la incorporación de España a la CEE permitía, dotaban en los años 80 a Andalucía de un escenario esperanzador para el desarrollo de la actividad. Sin embargo, su carácter emergente y las dificultades técnicas sobrevenidas en las explotaciones y no previstas inicialmente, unido a problemas gerenciales, de financiación y de apertura de mercados, derivaron en un desarrollo desigual de la acuicultura andaluza. Añadir, también, que las perspectivas de producción y de rentabilidad a corto plazo planteadas por este sector emergente, dieron al traste con la potencial rentabilidad a medio plazo de muchos cultivos marinos.
En la actualidad, la acuicultura andaluza ha consolidado la producción de dorada, donde es altamente competitiva (representa el 80% del total regional y casi el 50% de la nacional). Además, la producción de peces puede continuar su desarrollo en una triple vertiente: diversificación de especies (lubina, lenguado, lisa, mugílidos, etc.), puesta en explotación de terrenos ya preparados, y la instalación de jaulas flotantes en el mar.
La mejora cualitativa de posiciones se manifiesta en la evolución positiva del último quinquenio en torno a las fases de criadero y pre engorde, donde Andalucía está colocada a la cabeza de la producción española, lo que sumado al engorde, da valores estimados de ventas cercanos a los tres mil millones de pesetas. Tres empresas, sustentadas por otros tantos grupos solventes del sector agroalimentario, disponen de tecnología avanzada propia, redes de comercialización que operan también en las fases intermedias del proceso, e incluso, que integran en sus procesos fases industriales de producción de inputs primarios.
Junto a ellas, un gran número de pequeños salineros tradicionales de la provincia de Cádiz han encontrado en el desarrollo acuícola la posibilidad de repoblar las salinas con juveniles para aumentar los rendimientos de sus 'despesques'.
En el Mediterráneo andaluz, con mejores condiciones naturales de 'abrigo', empiezan a tener resultados positivos las pequeñas instalaciones de las jaulas marinas que permiten un engorde más rápido, lo que exige un menor período de maduración, de inversiones no muy costosas, más intensivas en mano de obra y cuyo seguimiento y evaluación permite devolver un cierto optimismo ante el futuro de la actividad.
No obstante, es preciso insistir en el carácter emergente de la actividad, lo que supone la necesidad de investigar sobre cuestiones tales como reproducción y genética, nutrición, fisiología, patología, ingeniería acuícola, control ambiental, etc.
Dependiente de la Consejería de Agricultura y Pesca existen dos centros (El Rompido en Huelva y El Toruño en El Puerto de Santa María, Cádiz) con instalaciones diseñadas y construidas con carácter multidisciplinar. Cuentan con laboratorios y personal científico, y desarrollan líneas de investigación que tratan de dar respuesta a las dificultades de las técnicas acuícolas y posibilitar, en una complementaridad esencial, la repoblación de los caladeros.
Finalmente, hay que insistir también, en la necesidad de coordinar las acciones entre la Administración y la empresa, por un lado, y entre empresas empresas, por otro, para avanzar en I D, con la finalidad de diversificar las especies y encontrar nuevas zonas de cultivos, productos y mercados.
1. Significación económica de la actividad pesquera en Andalucía
1.1. Contribución de la pesca a la producción y al empleo
1.2. Significación económica de la actividad en la provincias del litoral andalúz
1.3. Conclusiones
2. Estructura productiva de las pesquerías andaluzas y sus actividades conexas
2.1. Volumen, composición y características de la flota
2.2. Localización de las pesquerías andaluzas
2.3. Mercados pesqueros y procesos de comercialización
3. Análisis estratégico de los estrangulamientos
4. Preocupaciones e intereses centrales del sector pesquero andalúz