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en la tolerancia de los organismos: AMBI (Borja et al., 2000),
BENTIX (Simboura and Zenetos, 2002), BQI (Rosenberg
et al., 2004), BOPA (Dauvin and Ruellet, 2007), M-AMBI
(Muxika et al., 2007) and BO2A (Dauvin and Ruellet,
2009). Los índices BOPA y BO2A, de aplicación en
Andalucía, se fundamentan en la sensibilidad de dos
grupos taxonómicos a las condiciones ambientales, los
anfípodos
y los
anélidos
oportunistas. Otros índices como
el M-AMBI relacionan a través de un análisis factorial el
índice de diversidad de Shannon con la clasificación de
organismos en grupos ecológicos.
Los ejercicios de intercalibración comenzaron en el año
2004 con la acotación de las masas de agua susceptibles
de participar en los ejercicios, la propuesta de las
distintas métricas bióticas y el cálculo de las mismas a
partir de los datos históricos disponibles. Las masas de
agua artificiales o muy modificadas se consideraron como
masas de agua diferentes para no interferir los
resultados. Actualmente nos encontramos en la segunda
fase del proceso de intercalibración, en el que, tras esos
primeros cálculos se han reforzado las matrices de datos
existentes con nuevos datos, lo que en muchas ocasiones
ha requerido el cambio de metodología utilizada e,
incluso, la preparación de especialistas para la
determinación de taxones a nivel de especie tal como
requería el cálculo de los índices.
Andalucía dispone de una larga serie de datos de
macroinvertebrados bentónicos y ha participado en
todos los ejercicios de intercalibración propuestos por
la Comisión Europea. En nuestras costas la
diferenciación entre aguas costeras y de transición,
afectadas por la desembocadura de ríos de cierto
caudal, como son Guadiana, Tinto, Guadalquivir o
Guadalete además del gradiente longitudinal que se
establece desde Mojácar hasta Ayamonte, hacen que
el litoral se divida en numerosas masas de agua que
deben ser intercalibradas mediante el cálculo de
índices bióticos que permitan definir, para cada una
de ellas, no solo el
buen estado ecológico
sino que
aporten resultados sensibles a los cambios ambientales
realizados con el objeto de mejorar la calidad de una
masa de agua. Los índices BOPA y BO2A han resultado
ser los que presentan una mejor correlación entre los
resultados y el estado ecológico de la masa de agua
muestreada, por lo que se proponen como criterio para
la unificación del cálculo del
estado ecológico
en cada
una de las masas de agua.
2
Aproximación al fitoplancton. Dinámica general
de las masas de agua costeras y de transición
El seguimiento del fitoplancton como indicador puede llevarse
a cabo desde varias perspectivas complementarias, recogidas
en la Directiva Marco de Agua:
—
—
Estimando la biomasa de algas, de manera indirecta
mediante la concentración de clorofila a.
—
—
Analizando la composición taxonómica del fitoplancton.
—
—
Contabilizando el número de proliferaciones de algas en
una masa de agua.
Desde la perspectiva de la química del agua, la salinidad se revela
como la variable más importante en la estructuración y desarrollo
del fitoplancton, junto con los nutrientes. La actividad del hombre
tiene influencia sobre los nutrientes, pero la gran variación en
salinidad es algo natural e inherente a las masas de agua de tran-
sición, de complejo funcionamiento. La salinidad marca un patrón
general: Las aguas marinas tienen una salinidad que ronda los 36
g/l y en ese punto son bastante homogéneas. En Andalucía, los
niveles de nutrientes que aparecen asociados a estas aguas son
bajos y el desarrollo del fitoplancton, salvo excepciones, es redu-
cido. Las masas de transición tienen una influencia variable del
agua estrictamente marina, que se pone en evidencia por la sali-
nidad. Cuanto más salinas sean, más influenciadas por el mar y
menos por el río. De manera general, una influencia grande del
río, que se evidencia por la salinidad, va asociada a un mayor
nivel de nutrientes (N y P) y a una flora de aguas continentales
ausente en agua estrictamente marina, generalmente dominada
en las aguas andaluzas por algas cocales verdes, diatomeas de
valvas muy silificadas (
Ej.: Aulacoseira
) y euglenófitos. Un agua de
transición con salinidad elevada tiene una gran influencia del mar
y ello implica normalmente una menor carga en nutrientes y una
flora diferente, dominada por dinoflagelados y diatomeas planc-
tónicas de valvas delicadas (
Ej.: Leptocylindrus
) inexistentes en
aguas interiores por salinas que sean.
Normalmente, las masas de transición que no están superfi-
cialmente conectadas al mar presentan, aun siendo muy
salinas, características propias de aguas continentales y son
más parecidas en cuanto a carga de nutrientes y composición
del fitoplancton al agua estrictamente fluvial que al agua es-
trictamente marina. Es el caso, por ejemplo, de las Salinas de
Cabo de Gata o las Albuferas de Adra. Es decir, que la salinidad
de las masas de transición es indicativa de la naturaleza del
agua y permite predecir un tipo de flora o una carga de nu-
trientes no por sí misma, sino como expresión de la influencia
superficial del agua marina sobre la fluvial.
De esta manera, la salinidad separa aguas de transición de carac-
terísticas químicas y biológicas diferentes. El movimiento del agua
con las mareas y el caudal variable del río hacen que las fronteras
geográficas entre zonas de distinta salinidad no sean rígidas.
Sobre esta base de la salinidad, fundamental en aguas de
transición, vemos el estudio de los tres puntos de aproxima-
ción al estudio del fitoplancton como indicador (indicados al
principio de este documento).