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por su senectudgeológica, estáconstitui-
da, en gran medida, por materiales de
pH ácido sobre los que se desarrollan
setas tan conocidas y deliciosas como
el popular “níscalo”. En las dehesas
de los Parques Naturales localizados
en estas serranías, abundan especies
nitrófilas como el tradicional, peropoco
consumido en estas tierras, “champiñón
silvestre” y la “barbuda”.
Más hacia el sur, la orogenia alpina
plegó y modeló la estructura de las
Cordilleras Béticas, haciéndola rica en
crestas, farallones y barrancos, interca-
ladas con llanuras de montaña (navas),
en cuyas praderas abunda una de las
setas más finas y sabrosas, la “seta de
cardo”. El pHbásicode sus suelos y las
tormentas veraniegas que se producen
en localidades como el ParqueNatural
Sierras deCazorla, Segura y Las Villas,
hace que en Andalucía esté presente el
hongomás cotizadodelmundo, la “trufa
negra”, que alcanza en el mercado
preciosdesorbitados, loque leha valido
el sobrenombredel “diamante negrode
la cocina”.
El Valle del Guadalquivir se encuentra
ocupado íntegramente por cultivos por
lo que salvo en las delgadas franjas de
vegetación ribereña que arropan a ríos
y arroyos las setas se encuentran prácti-
camente ausentes. Sin embargo, es en
las riberas de estos cursos fluviales, y
en las del restodeAndalucía, donde se
desarrollan dos setas de gran calidad
culinaria, la “seta del álamo” y la “seta
de mimbre”.
Dos exquisitas setas de aspecto muy
diferente, el “rebozuelo”, frecuente en
el P.N. Los Alcornocales, y el “tentullo”,
enel P.N. SierradeAracena y Picos de
Aroche, constituyen importantes recursos